lunes, 5 de octubre de 2020

Enriqueta LUCIO LUCERO (dos maestras homónimas)

Dos personas con el mismo nombre y apellido

Ambas maestras y directoras de escuela, de la misma familia.

Enriqueta Lucio Lucero y Lucio Lucero, nace en la provincia de San Luis, Argentina hacia 1830, hija de Sabastián Lucio Lucero y Salinas y de Tomasa Lucio Lucero y Gatica. Fallece hacia 1911 en San Luis. Contrajo matrimonio en 1872 con el geólogo alemán, Germán Avé Lallemant.

Reconocida por ser pionera en el reclamo de los trabajadores de la educación, encabezó la primera huelga docente en su país el 20 de noviembre de 1881 lo que le valió ser destituida de su cargo.

 
Enriqueta Lucio Lucero de Lallemant 

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Enriqueta Lucio Lucero y Figueroa
, de familia puntana, hija de don Amador Lucero y doña Ismael Figueroa. Nace en San Miguel de Tucumán el 15 de septiembre de 1873. Baut. Iglesia Ntra. Sra. de la Merced, San Miguel deTucumán, Bautismos L6 F278.  Escribe y publica bajo el pseudónimo de Carmen Luna. Fue profesora de Matemáticas y de Pedagogía. Su hermano Amador Lucio Lucero fue político y literato.

Una figura del magisterio tucumano que merece recuerdo, es la de Enriqueta L. Lucero. Había nacido en esta ciudad el 15 de setiembre de 1873, y era hermana del célebre político y literato Amador L. Lucero. Se inició como maestra a los 16 años, y fue subdirectora de nuestra Escuela Normal, en los tiempos en que la conducía doña Catalina Giménez de Ayala. Una testigo de esa época, Celia Azcoaga, recordaba que ejercía "la suma autoridad" y que estaba siempre "en el puesto de mando, inconmovible, señalando a todos y a cada uno su deber". Pasó luego a Buenos Aires, donde continuó entregada a la docencia. Fue fundadora y primera directora de la Escuela Normal Nº 10 de esa capital. Se retiró recién en 1928 del magisterio, junto a cuyo ejercicio había desarrollado una notable tarea de escritora, en artículos que acogieron las publicaciones de la época. Después, vinieron los libros. "Visiones de nuestro heroico pasado", que editó en 1940, es el más conocido. Contiene una vívida recreación -basada en documentos y en bibliografía histórica- de la época tucumana de las guerras civiles: la Liga del Norte contra Rosas, el robo de la cabeza de Marco Avellaneda clavada en una pica, la actuación conmovedora de mujeres como Fortunata García de García y Agustina Palacio de Libarona. Escribía con gran elegancia y estilo personal, y al fin de su libro detalló las fuentes que había consultado y que incluían piezas de correspondencia inédita. El doctor Ernesto Padilla prologó "Visiones de nuestro heroico pasado". Dijo que "todo lo que en el libro leemos nos vuelve al pasado, dulcemente, aun sobre las notas sombrías que surgen de la época a que nos lleva". Doña Enriqueta fue también una mujer de amplia y comprobada preocupación social. Integró con eficacia las comisiones directivas de entidades como la Asociación Femenina de Acción Rural, el Amparo Maternal, la Confederación Nacional de Beneficencia, entre otras. El paso de los años no afectó su lucidez intelectual. Sus últimos trabajos novelísticos, siempre de tema histórico, "Mara" y "Cecilia de Miranda" fueron escritos durante la setentena. Era una mujer a cuyo alto nivel intelectual se unía una enorme sensibilidad y un trato que todos sus contemporáneos calificaron de encantador. Debiera llevar su nombre alguna calle de nuestra ciudad. "La Gaceta", Tucumán, 12/8/2009

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